Literatura y naturaleza II
Desde la Grecia antigua, tanto lo natural como lo sobrenatural han tenido un papel fundamental dentro de la literatura, en la que se permean diversos elementos no solo del reino animal y vegetal sino también del universo para entender la relación del hombre con su medio ambiente. Por ejemplo, ciertos fenómenos atmosféricos como las tormentas, con vientos fuertes, aguaceros, relámpagos y truenos, muchas veces se interpretaban como un presagio o reflejo de problemas morales o sociales en la tierra, como parte de una teoría sobre el microcosmos de los hombres. Para la sociedad griega de la antigüedad, el universo se origina acorde a lo relatado en la Teogonía de Hesíodo, un poeta griego que existió en el siglo VII a. de C. En esta obra poética se menciona que de un abismo, una especie de vacío en el espacio, se originó Gea, es decir, el planeta Tierra, para luego dar origen a otros componentes de su concepción del universo como los astros y el Tártaro, una parte del inframundo que servía como lugar de castigo para los titanes, que eran deidades poderosas que representaban a algún elemento natural o bien a un atributo humano. De esta manera, los primeros versos que se refieren a la creación del universo son:
Primeramente,
por cierto, fue el Abismo; y después,
Gea de amplio
seno, cimiento seguro de todo
inmortal que
habita la cumbre del Olimpo nevoso,
y Tártaro
oscuro al fondo de la tierra de anchos caminos,
y Eros, que
es entre los inmortales dioses bellísimo,
que desata
los miembros, y de todos los dioses y hombres
domina la
mente y la voluntad prudente, en el pecho.
De Abismo,
Érebo y la negra Noche nacieron;
y de la Noche
, luego, Éter y Hemera nacieron,
que ella
concibió y parió, habiéndose a Érebo unido en amor.
(116-125)
En este
fragmento, es posible identificar otros elementos de la naturaleza además de la
Tierra y la noche, como Érebo que es un dios que representa a la sombra y la
oscuridad, y Hemera que es la personificación femenina del día. En las
siguientes líneas del poema, aparecen otros elementos naturales representados
por dioses como Océano, Hiperión (el sol), Ceo (titán de la inteligencia), Crío
(dios de los rebaños y las manadas) y varios más. Asimismo, se dice que
Brontes, Estéreopes y Arges dieron a Zeus el trueno y fabricaron el rayo.
Acercándonos
más a nuestro tiempo tenemos a Esopo, cuya vida transcurrió en el siglo VI
antes de Cristo y quien debe su renombre a sus fábulas, que surgen de una
sociedad primordialmente rural. La fábula es un género literario que tiene
carácter didáctico, o moralizante, y en cuya construcción se utilizan
personajes representados por animales o plantas con atributos humanos. Como
ejemplo de una fábula de Esopo, tenemos aquella de El león y el ratón:
Estando
durmiendo un león en la falda de una montaña, los ratones del campo, que
andaban jugando, llegaron ahí, y casualmente uno de ellos saltó sobre el león y
éste lo agarró. El ratón, viéndose preso, suplicaba al león que tuviese
misericordia de él, pues no se había equivocado por malicia, sino por
ignorancia, por lo que pedía humildemente perdón. El león, viendo que no era
digno de él tomar venganza de aquel ratón, por ser animal tan pequeño, lo dejó
ir sin hacerle mal. Poco tiempo después el león cayó en una red, y viéndose
atrapado, comenzó a dar de rugidos. Oyéndolo, el ratón acudió al momento y,
viendo que estaba preso en aquella red, le dijo: Señor, ten buen ánimo, pues no
es cosa que debas temer; yo me acuerdo del bien que de ti recibí, por lo cual
quiero devolverte el favor. Y diciendo esto, comenzó a roer con sus dientes y
rompiendo los ligamentos de la red desató al león.
Esta fábula manifiesta que no se debe
menospreciar y dañar a los débiles, pues algunas veces acontece que su auxilio
es sumamente indispensable aun para los más poderosos.
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