ESTANDO AQUÍ NO ESTOY: RECUERDOS DE RITA GUERRERO
El 11 de marzo del 2011 una luz colectiva se encendió con
mayor fuerza, pues una llama azul, casi morada, avivó el fuego interno de
aquellos que Rita Guerrero tocó con su voz y su expresión estética. Así se fue
de este mundo, tras concluir su lucha contra el cáncer de mama y dejar un
legado trascendental en la escena artística de México. Aunque su quehacer emblemático fue aquel de compositora y vocalista dentro del grupo Santa Sabina
(formado en 1988), Rita también se distinguió como actriz en teatro y cine,
conductora de programas de televisión (Canal 22), activista, y soprano en la
agrupación de música virreinal y sefardí Ensamble Galileo. Nacida en Guadalajara,
llegó a la capital del país a mediados de la década de los ochenta para
estudiar en el Centro Universitario de Teatro de la UNAM, y luego conocer al
resto de los cómplices que canonizarían sin venia de la Iglesia a María Sabina,
aquella sacerdotisa ancestral originaria de Huautla de Jiménez, Oaxaca.
Después de haber ofrecido conciertos en
varios foros alternativos de la ciudad que ya no existen, como Rockotitlán, el
Bar 9 y el LUCC, los sabinos comenzaron
a buscar productor para su primer disco, que finalmente encontraron en la
figura de Alejandro Marcovich. Así, consiguieron dar luz a su primicia homónima
en 1992, año en que yo escuché la voz de Rita por primera vez. Cursaba el
quinto semestre de la licenciatura en ingeniería y, en uno de los espacios que
había entre clases, un amigo empezó a tocar la ópera prima de Santa Sabina en
el reproductor de discos compactos de su auto. Él me dijo que todas las
canciones eran dignas de un buen álbum de rock, especialmente para uno de rock mexicano,
ya que en aquellos días ese movimiento todavía no alcanzaba la fuerza que en la
actualidad tiene. Al oír por primera vez a Santa Sabina noté una serie de
acordes distintos, ajenos a lo que mis oídos se habían habituado a percibir en
mi lengua natal por esos años, especialmente con canciones como A la orilla del sol y Vacío. Tras ello, tuve curiosidad por
saber más, por internarme en esa lírica a veces de introspección, a veces de
locura, que se guardaba dentro de una caja de plástico y unas manos azuladas
que sostenían un libro a punto de abrirse; yo me dispuse a abrirlo y, al
encontrar letras alucinadas e inteligentes, decidí hacerme seguidor de la
banda. Después tuve el placer de escuchar Símbolos
en 1994 (donde revelaron su lado más oscuro), Concierto Acústico en 1995 y Babel
en 1996.
En este periodo e incluso desde antes no
solo se avocaron a la producción musical, sino que también hicieron evidente su
preocupación por diversos acontecimientos que estaban teniendo un impacto
significativo en la sociedad mexicana. En 1989, realizaron un concierto para
concientizar sobre el daño ecológico que podría provocar la apertura de la
planta nucleoeléctrica de Laguna Verde, además de otros eventos en protesta por
las redadas que se hacían contra jóvenes en Ciudad Nezahualcóyotl, y por la Guerra
del Golfo Pérsico. En enero de 1994, también participaron en la organización de
un evento masivo en Ciudad Universitaria para pedir un alto al fuego en el
estado de Chiapas, luego de que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional le
declarara la guerra al gobierno del entonces presidente Carlos Salinas de
Gortari. Su activismo por esta y otras causas persistió como una de las
características importantes del grupo con el paso del tiempo, que se reflejaba
tanto en sus presentaciones en vivo como en su ideología.
Verlos en vivo no solo implicaba la
exposición de ideas y el disfrute de los acordes instrumentales y vocales
propios de su profesión, sino también el de una presencia escénica, casi
hipnótica, que daba clara muestra de la formación teatral que Rita y Poncho
Figueroa (el bajista) habían tenido apenas algunos años atrás. Por ejemplo, Mírrota (una canción que probablemente
se derivó de gritar la tercera nota musical hasta su ruptura) mostraba a Rita
envuelta en una danza erótica con una capa roja asida a sus hombros, que con
sus cabellos color obsidiana ondulaba en el plateau
en medio de luces blancas y un viento artificial. Más aún, para la presentación
del disco Babel en el Teatro
Metropólitan, aparecieron ángeles volando en el escenario mientras se construía
piso a piso una Torre de Babel que se dibujó completa al tocar la última
tonada.
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Con playera de Santa Sabina |
En 1997, cuando contaban ya con los tres
discos de estudio y el acústico en una compañía disquera multinacional,
grabaron su MTV Unplugged que no solo
los llevaría a ser valorados por un público más amplio, sino que también los
consolidaría como uno de los grupos de rock más importantes del país. En el año
de 1998, y por diversos desacuerdos artísticos con la disquera, terminaron su
contrato y tomaron la vía independiente, para crear en el 2000 su cuarto álbum
de estudio titulado Mar Adentro en la
Sangre. Como lo describió Jordi Soler -escritor, poeta y amigo del grupo-
en ese año, “El mar adentro comienza cuando la tierra firme se pierde de vista.
Esas alturas del mar son para los grandes navegantes, para el que deja una
orilla convencido de que alcanzará la siguiente”. Y ciertamente tanto Rita como
los demás integrantes del grupo estaban dispuestos a alcanzar esa orilla que
los aguardaba con ansias.
Por esas fechas fue que yo inicié un viaje
más próximo al lado del grupo, pues tuve a bien asistir a una fiesta que en su
honor había organizado uno de sus mayores admiradores en el Barrio de Santa Fe
y cuya invitación me había llegado a través de los correos que intercambiamos
en el sitio web de la banda. Al asistir, no esperaba nada más que una
convivencia con otros como yo, ávidos por compartir lo que a cada uno
transmitían esos poemas hechos canción. Entonces, partí desde mi casa en el sur
de la ciudad y arribé un poco más tarde de la hora pactada para la reunión.
Atravesé la puerta y, al caminar por el patio que conducía a la entrada de la
casa, vi a Poncho recargado en una pared. Mi primera reacción fue de
nerviosismo, pues no me esperaba tal recibimiento; me acerqué a él, lo saludé,
y tímidamente emocionado entré a la sala. De pronto, miré hacia un sillón y ahí
estaba ella, sonriente; sí, era Rita acompañada de Julio Díaz (el baterista).
Me presenté, y con ello iniciamos una agradable charla, a través de la cual
pude conocer al ser humano detrás de esa idealización creada en mi mente. Y no
sólo conocí a la persona, sino que también inicié mi gusto por la poesía de
Xavier Villaurrutia, ya que en el nuevo disco se musicalizaron con gran
maestría dos de sus poemas, Soledad y
Canción.
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En la fiesta del barrio de Santa Fe |
De ese evento surgieron otros que me fueron
acercando más a la vida de la banda, ya fuera detrás de los escenarios, en
celebraciones de cumpleaños, conciertos acústicos o tocadas masivas. Mi memoria
alberga con un cariño especial la vez que los vi en la Casa de Cultura Jaime
Sabines, en donde pude pasar a verlos después de la tocada y percibir su buen
humor; también cuando asistí a un concierto íntimo en La Planta de Luz justo al
cumplir un número de años que por ahora me es imposible recordar, y en donde
Rita hizo de su voz el canto de aquel ángel que custodiaba la esfera del Sol; el
pastel de cumpleaños que le llevé alguna ocasión que tocaron en La Pirámide; su
presentación en el Vive Latino 2008 que estremeció a miles y que agotó cada
movimiento de mis cuerdas vocales; y la presentación de Espiral en el Teatro de la Ciudad donde la interpretación resultó
impecable. Y este fue precisamente su
último disco, que editaron en 2003, y al que definieron como “Las vueltas de la
experiencia humana, de un círculo al otro en pasaje continuo entre los cielos y
los infiernos de cada historia”, a través de la concepción de Adriana Díaz
Enciso, escritora y constante formadora de la lírica del grupo desde sus
albores. Hicieron la presentación en el Teatro de la Ciudad, a la que siguieron
algunos conciertos más. Tras ello, la agrupación decidió darse un descanso,
tiempo que cada uno de sus integrantes tomó para emprender otros proyectos. El
de Rita fue Ensamble Galileo.
En este ensamble el enfoque se dirigió a la
música sefardí, renacentista, barroca y virreinal, sin pretensiones de
rescatarla sino más bien de recrearla respondiendo a sus necesidades creativas
en ese momento, como lo definieron ellos mismos en su sitio Facebook. De aquí surgieron dos
producciones de alta calidad, Todos los
Bienes del Mundo (2003) y Una Pieza
de Fuego (2005). La mayor parte de los conciertos ofrecidos durante esta
etapa fueron en lugares con gran acústica como capillas de iglesias, siendo una
de las más utilizadas aquella ubicada en la Universidad del Claustro de Sor
Juana, institución en la que Rita Guerrero fungió como directora del coro desde
el 2007 y hasta su muerte en el 2011. Hasta la fecha, escuchar La Rosa en Florense produce una ligera y
melancólica descarga eléctrica que me recorre las venas.
Fue en una de las presentaciones del coro del Claustro
que estuve con Rita por última vez. Hacía tiempo que no la veía en persona,
pues yo estaba algo desconectado del ámbito musical y ella no presentaba
conciertos con regularidad debido a la condición que marcaba su enfermedad,
diagnosticada a principios del 2010. Era una tarde fría de invierno, la del 10
de diciembre de ese mismo año. Iba con una buena amiga, gracias a la cual yo
había podido interactuar con Santa Sabina en aquella fiesta en Santa Fe y que
era mi compañera para todos los eventos relacionados con el grupo. Llegamos al
Claustro de Sor Juana alrededor de las 6:00 pm, pues creíamos que ahí sería el
recital; una vez en el lugar, nos informaron que la sede era otra, la del Templo
de la Enseñanza situado en la calle de Donceles. Caminamos tan rápido como
pudimos y después de varios minutos logramos arribar al lugar; el concierto ya
había comenzado y nos sentamos en una de las bancas que tenían lugares
disponibles. Fue extraño observar a Rita dirigir otras voces en vez de la suya,
pero el cambio artístico fue placentero. Nos quedamos hasta que terminó y
después esperamos un rato con la esperanza de poder verla antes de irnos. Nos
aproximamos al púlpito de la iglesia, percatándonos de que del lado izquierdo
había una puertecilla por la que entraba y salía gente. Decidimos entrar. Era
una habitación grande, con un techo casi tan alto como el que ostentaba el
recinto principal; había varios muebles de madera, y en uno de ellos se
encontraba sentada. Había varias personas que hacían fila para saludarla, y
nosotros nos incorporamos a esta cuando ya casi se había despejado. Nos
encontramos con Rita; se veía delgada y estaba rapada de la cabeza, excepto por
un hilo de cabello que partía de su nuca y llegaba hasta el cuello. Estaba
cubierta por un gorro, ostentando un bello gesto que dejaba entrever su placer
por el canto y sus ganas de seguir viviendo. Al mirarla, me acerqué y la
felicité por el recital, a lo que respondió con un abrazo cálido, sincero,
durante el que sólo pude decirle al oído “hay que tener mucha fuerza”. Nos
despedimos, aunque sin sospechar que sería por última vez, y salimos del lugar.
Pasaron varios meses en los que traté de
enterarme de su condición, hasta que en la noche del viernes 11 de marzo del
2011 recibí un mensaje de mi mejor amiga, preguntándome si era cierto que Rita
había fallecido. Yo pensé que era un error, que no era posible, ya que lo
primero que vino a mi mente fue esa imagen de fortaleza que había percibido en
ella aquella noche de diciembre. Empecé a investigar, y con gran tristeza supe
que era verdad. Rita nos había dejado en un cuarto de hospital del Instituto
Nacional de Cancerología.
Al día siguiente, hubo un homenaje de
cuerpo presente en la capilla de la Universidad del Claustro de Sor Juana. Así,
mi amiga, mi mejor amigo y yo nos dirigimos hacia allá alrededor de las 4:00
pm. Después de estacionar el auto y caminar hasta el edificio, notamos que en
las afueras había una larga fila de aquellos que como yo, habían resentido
sensiblemente su deceso. Esperamos varios minutos hasta que por fin conseguimos
entrar. En una primera sala, había un grupo de músicos entre los que destacaban
Aldo Max, Poncho Figueroa y Lino Nava (de La Lupita) entonando sones en su
honor; al fondo, en la capilla misma, descansaban sus restos, cubiertos por una
tela color blanco sobre una mesa rodeada de flores y veladoras. Nos detuvimos
ahí, mientras le dábamos en silencio el último adiós y llegaban a su despedida
otras figuras del rock nacional, como Alfonso André (de Caifanes) y José Manuel
Aguilera (de La Barranca). Hubo un discurso, lágrimas, pesar y cantos del coro
que una vez dirigió, todo con la intención de desearle un buen viaje hacia ese
otro mundo del que todavía no sabemos nada.
Hasta el día hoy, recuerdo con melancolía y
gusto el impacto que su obra causó en mí, pues a través de sus ideales,
interpretaciones y canciones, me ayudó a sentir.
Descanse
en paz Rita Guerrero.
Abre tu mente y piensa que
No estoy lejos
Estando aquí no estoy
Me engaña la razón
Abre tu mente y sueña así:
Que yo estoy vivo
En tus sentidos
Abre tu mente y piensa que
Yo estoy en tu razón
Estando aquí no estoy
Estando aquí no estoy
O estoy…
Comentarios vía Twitter tras el deceso de Rita Guerrero
(Fuente: "Un adiós musical para Rita Guerrero" de Luis Felipe Castañeda en http://www.excelsior.com.mx/node/721674)
“Adiós Rita, gracias por tu voz, por tu música, por tu
intensidad y por tu generosidad”.
Fernando Rivera Calderón
“Rita: Gracias por tus enseñanzas, tu amistad, tu voz y tu
lucha, la que convertiste en nuestra lucha. Panteón Rococó te lleva en la
sangre”.
Panteón Rococó
“Se nos fue Rita Guerrero de Santa Sabina, qué tristeza,
fuiste una mujer fuera de serie, te vamos a extrañar con todo el corazón”.
Aleks Syntek
“Rita Guerrero. Descansa. ¡Tu voz y tu música, las tendremos
para siempre!”
Moderatto
“Me acuerdo de ver “Vox Tanatos” y pensar que eso quería
hacer de grande. Mis mejores pensamientos a Rita Guerrero, donde quiera que
esté”.
Gael García Bernal
“Dolor en el pecho... Hasta Siempre Rita.”
Pascual Reyes
“Descanse en paz Rita Guerrero, una gran pérdida”.
Café Tacvba
“Dedicamos el show de esta noche a Rita Guerrero. Nuestro
corazón está con su familia y seres queridos”.
Hello Seahorse!
“Lamentamos el fallecimiento de Rita Guerrero después de una
larga batalla contra el cáncer, una voz de ángel que cumplió su misión en la
tierra; a su familia ¡mucha fortaleza!”
Nortec Panoptica Orchestra
“Adiós Rita... Gracias por todo. Gracias por tanto”.
Cha!
“Puedo intuir, puedo oler, puedo pensar, pero saber...
¡jamás!” Gracias, Reina”.
Pato Machete
“Descansa en paz Rita Guerrero. Te queremos mucho”.
Julieta Venegas
“Descanse en paz Rita Guerrero”.
Aureo Baqueiro
“¡Rita Guerrero, maestra, amiga, músico, artista! ¡Te
extrañaremos mucho!”
Benny Ibarra
“Sin duda una pérdida demasiado grande, Rita Guerrero te
vamos a extrañar un montón, la música sin ti no será igual Q.E.P.D.”
Jorge Chiquis Amaro
“Nuestro amor para Rita. Gracias a Rita por tanta
inspiración y hermosa música que nos dejó, aparte de lo grande que siempre fue.
Amor y luz.”
Natalia Lafourcade
“En paz y armonía descanse Rita Guerrero. ¡Guerrera de la
música y de la vida. Le peleó al cáncer con todo y dejó un bello retoño. ¡Vuela
libre!”
Carlos Hidalgo
“Buen viaje Rita Guerrero.”
Cecilia Suárez
“Muy triste por la pronta partida de Rita Guerrero carajo...
Somos muchos los que te vamos a extrañar.”
Diego Luna
“Rita Guerrero. Descansa. Tu voz y tu música, las tendremos
para siempre”.
Fobia
“Estando aquí no estoy”. Te vamos a llorar un chingo Rita.
Bruno Bichir
Muy sentidas palabras para homenajear a Rita. Cinco años ya de su partida, pero su voz sigue mostrándonos que el camino es el deseo.
ResponderEliminarAsí es; su voz sigue ayudándonos a seguir ese camino. Gracias por compartir tu comentario.
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