Literatura y naturaleza IV
Pasando a la explicación de lo
sobrenatural y la creación del mundo en las culturas prehispánicas, tenemos uno
de los testimonios literarios más antiguos de Mesoamérica: el Popol Vuh. Este
libro maya sobre el origen de la Tierra, nos cuenta que

De este modo,
tras crear la vegetación, dieron origen a los animales para tener sonidos y
movilidad sobre la Tierra, y luego al ser humano. Para crear a este último,
usan elementos de la naturaleza, siendo el primero de ellos el barro; sin
embargo, al darse cuenta de que no era un material resistente y notando que el
primer intento de hombre comienza a derretirse, hacen uso de la madera. Esta
raza humana ya no se derritió aunque, al estar hecha de palo, olvidó hablar y
adorar a su Dios al carecer de razón y alma, además de tener una cara dura,
seca y sin expresión. Por este motivo, Corazón del Cielo decidió destruirlos
mediante un diluvio, para luego devastar a los sobrevivientes por medio de los
animales, como el zopilote que sacó sus ojos, el jaguar que los devoró, y el
puma que les quebró los huesos para sacarles el tuétano. A esto, se añade que sus descendientes son los monos, y que por esto se parecen a los
hombres. Finalmente, crearon a los seres humanos por medio del maíz blanco.
En cuanto a
la cultura azteca, también es posible encontrar varias referencias literarias a
la naturaleza. Por ejemplo, existen varios cantos anónimos del siglo XVI en
donde es posible observar alusiones a plantas, animales y los astros; el
principio de estos cantos dice:
Consulto con
mi propio corazón:
“¿Dónde
tomaré hermosas fragantes flores? ¿a quién lo preguntaré?
¿Lo pregunto,
acaso, al verde colibrí reluciente,
al
esmeraldino pájaro mosca? ¿lo pregunto, acaso, al áurea mariposa?
Sí, ellos lo
sabrán: saben en dónde abren sus corolas las bellas olientes flores.
Si me interno
en los bosques de abetos verde azulados,
o
me interno en los bosques de flores color de llama,
ahí se rinden
a la tierra cuajadas de rocío, bajo la irradiante luz solar,
ahí, una a
una, llegan a su total perfección.
Asimismo
Nezualcoyotl, monarca en el Texcoco del México antiguo y poeta del siglo XV,
alude a la naturaleza mortal del ser humano en sus Liras, lo que es
notable en la siguiente estrofa:
Yo tocaré,
cantando,
El músico instrumento sonoroso;
tú, las flores gozando,
danza y festeja a Dios que es poderoso;
gocemos hoy tal gloria,
porque la humana vida es transitoria.
Para culminar
diciendo que
¡Ojalá los
que ahora
juntos nos tiene del amor el hilo
que amistad atesora,
viéramos de la muerte el duro filo!
Porque no hay bien seguro:
que siempre trae mudanza lo futuro.
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